viernes, 19 de junio de 2009
15
Lo siguiente que receurdo es despertarme en una mugrienta cama y verlo a mi lado, velando por mí. Su silencio era comprensible, él mismo se había destinado hacia la mudez, prescindiendo de cuerdas vocales. Procuraba no mirarlo pero, a su vez, no podía evitar el recuerdo de su cara, de esa inexistente nariz, de sus ojos perdidos, de su...todo. El recuerdo me atormentaba, y no pude evadir mis palabras: “¿Por qué?”
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