viernes, 19 de junio de 2009

11

Tras el oscuro manto de la noche se escondía sigiloso, nadie lo conocía ni lo había visto jamás, pero todos sabían de su lúgubre existencia y de sus horribles placeres. Placeres que, según se decía, eran absolutamente inhumanos y dignos de la celebridad infernal, no se dejaba ver y, aunque parecía torpe y ruidoso, él mismo se hacía sentir. Poco a poco despedazando las piezas sueltas y esos "trapos sucios" que las personas no querían destapar, siempre, tras sus "hazañas", conseguía hacer ver a la gente la sinceridad y que, incluso un monstruo podía llegar a ser querido si sabía utilizar esa inteligencia que todos poseemos(?).
Todos conocían sus males, pero no se atrevían a mencionarlos, yo nunca los supe, a pesar de mi renovada amistad. Sí llegué a conocer, sin embargo, su parte mas fraternal y protectora, aunque siempre desde esa inmensa e inacabable sombra en la que se sumía... Jamás alcancé a verlo en su totalidad, no hablaba, sólo escribía, y eso fue lo que me ayudó a ver su mano, siempre oculta tras el insensible tacto de un guante de cuero. Nunca dejaba huellas, salvo las que él mismo quería que salieran a la luz. Un tiempo creí que las historias que se le atribuían eran falsas, hasta que comprendí que detrás de ese guante, de esas palabras de apoyo y amor, había una faceta muy oscura que ni la gente, ni siquiera él mismo, eran capaces de mencionar...

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